Ricardo

31 mar.

Vino otra vez Ricardo a pedirme alguna camisa vieja, siempre con peste a viejo loco, a pesar de que sólo tiene 42 años. No sé cómo se las arregla para seguir dominando el inglés a la americana, estuvo del 80 al 85 en Estados Unidos, tres años en la calle y dos preso hasta que lo deportaron por tráfico de drogas. Siempre haciendo el mismo cuento de cuando éramos niños y boxeábamos en el garaje. Estando preso en Cuba sucedió lo de la embajada, en el Combinado repartieron planillas para los que se quisieran ir y él la llenó, los llevaron en guaguas desde el Combinado hasta el mismo Mariel, él miraba las calles de Miramar -dice que los llevaron por toda 5ta avenida- pensando “no las voy a caminar nunca más”, los montaron en los yates y se fue. Y ahora vive recordando que estuvo allí mismo ¡en Estados Unidos! Lleva un jolongo con alguna ropa sucia y el video con el documental que les hicieron aquí cuando llegaron repatriados, siempre invitándome a verlo, no sé dónde rayo lo vamos a ver, ya no hay aparatos para ver eso. Ahora quiere irse a África, está buscando alguien que se lo lleve a África, se sienta horas frente a las agencias de aviación, sólo esperando que alguien se lo lleve de aquí. No puede soportar el haber estado en EEUU y ahora no poder irse otra vez, odia con todas sus entrañas al gobierno americano por haberlo deportado. El Tato le decíamos en la cuadra, un negrito aparentemente inofensivo que un día cayó preso, ese es el único secreto que no he logrado que me revele, por qué cayó preso la primera vez, siempre me inventa un argumento y ni siquiera se da cuenta que es diferente al de seis meses antes. Al final termina narrándome el documental, se lo sabe de memoria, siempre acotando lo cierto y lo incierto en las entrevistas, tuvo que haberlo visto mil veces, imagínate, no creo que quede hoy un equipo Beta donde pueda estar renovando su memoria. Es su historia, su vida se detuvo en ese film.
¿Te imaginas que un día nos hagamos una balsa y nos vayamos para África? Una balsa
para tres, él mi niña y yo. A mi hija no la dejo.



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