Mi cumpleaños

29 mar.

Falta poco para mi cumpleaños, quisiera que nadie se acordara, claro que no lo voy a impedir, pero quisiera que pasara de largo, como lo que es, un día más. Es una tontería celebrar que nacimos (¿te acuerdas de la consigna? ¡nacimos para vencer y no para ser vencidos! ¿dónde estará el que la inventó?) En inglés dicen cuán viejo es usted para preguntar la edad, y tienen razón, porque apenas naces ya estás envejeciendo, es una carrera impostergable hacia la muerte, sólo nueve meses hacia la vida y después a morir. A veces me asombro de cuánto tiempo ha estado funcionando mi corazón, ininterrumpidamente, cuánta sangre he generado, cuántos kilómetros cúbicos de oxígeno he usado, me pregunto cuánta vida habrá que vivir todavía. La revolución y yo nacimos el mismo año, ella ya se fue al carajo, con mi mejor edad, con mis proyectos más elaborados, los fue royendo, desintegrándolos en ella misma, al principio yo hasta se los premasticaba para que ella los enguyera con más facilidad, después, cuando quise alimentarme yo mismo, me dejó a un lado, nos dejó a un lado a nosotros los de la generación perdida, los que no fuimos niños en el capitalismo, los que no fuimos jóvenes en la efervescencia de los primeros años, los que no fuimos ni siquiera maduros en la época de la barbarie, nosotros fuimos la escalera para todo lo que sucedió, lo bueno y lo malo, vinimos a descubrirnos cuando las rebeliones habían pasado de moda, quizá alcanzamos a ser alimento de otros, pero sólo eso, ahora otra vez suceden cosas, pero ya no nos llaman, ahora no nos pasa nada. Mi hija es una niña ahora, quizá le espere la misma historia. Es aún pequeñita, deberías conocerla, es un librito en blanco donde yo quisiera escribir mis pequeñas leyendas, pero no sabe preguntarlas, y se me están secando sin que a nadie les interese, mis pequeñas heroicidades de cuando yo las creía grandes.