El tipo del rolex

22 ag.

Hoy estoy mal, mi hermano. Acabo de llamar a un posible cliente para un video y me dio curva, elegante, pero me eliminó. Hace rato que vengo intentando hacer lo mío, pero algo me sale mal, no rompo la competencia, porque seguro el tipo lo va a hacer con otra gente, gente que se estuvo preparando en los resquicios de maraña y soborno de los últimos tiempos, los que yo no aproveché no porque no quise, sino porque no adiviné. Y ahora esa gente está mejor preparada para los nuevos tiempos. Si yo hubiera sabido adelantarme a lo que pasaría. Esa gente estaba ya en pleno posfidelismo cuando Vilma Espín censuraba programas de televisión, estaban metidos con empresarios extranjeros que les pagaban por debajo de la mesa, haciendo sus cositas rudimentarias, pero metiéndose. Comí mierda. En la pinchita del hotel tenía que haberme dado cuenta. Nos atendió el señor gerente, el señor gerente era un general de la Seguridad retirado, con su saco y corbata y nada de ética revolucionaria, hablando de dólares como si dos o tres años antes no hubieran metido a gente presa por llevar un billetico en el bolsillo, hablaba como un propietario de su hotel, convencido, adaptado sin esfuerzo a la "nueva tarea encomendada por la revolución", y serio, guardando bien la distancia. En la casa tenían su buena foto de Fidel (algunos también de Raúl) y en la oficina donde recibían extranjeros, el almanaque con las mulatas y las maracas, y el rolex (¿quién le regalaría el rolex? Nadie se preguntaba de dónde habría sacado el rolex). Aquí están ahora, con una amnesia incurable. Al final logré que el tipo nos prestara una habitación para una peliculita sobre la vida de una jinetera (el general, por supuesto, nunca supo de qué se trataba). Judith. La cabrona se fue con un italiano antes de terminar. Aparentemente los extranjeros se aprovechaban de ellas, pero ellas se las arreglaban para no sentir la humillación, y le sacaban buena lasca a la credulidad de los tipos, se construían un carapacho a base de burlarse de ellos y de esquilmarlos lo más posible. Para ese video conseguí que unas jineteras actuaran desnudas, sin pagarles un quilo, profesionales de la prostitución y se desnudaban gratis ante una cámara, sólo por la ilusión de ser "actrices", ni siquiera me preguntaron dónde iba a salir la película. Eso era el cubano, luchando por vivir en el capitalismo con la puerilidad del socialismo.

Y ahora es difícil hacer un video, antes lo hacíamos gratis, con ese amor ingenuo por el arte, sólo por ir a un festival a mostrarnos unos a otros, y ahora algo gratis es tan loco, tan absurdo. Sólo las putas siguen siendo casi gratis. Tú estarías ahora a tu gusto Ale, tú que le metías a cualquiera. Como te decíamos el Primo y yo: El Aura.

Tu hermano



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