La embajada americana

16 enero

Aquí te escribo otra vez, hacía rato no tenía un chance, creo que desde octubre del año pasado, pero ahora tengo que escribir, escribir, escribir, y no se me ocurre una poesía o un cuento. En esto no vamos a estar de acuerdo, pero lo que más me jode es la embajada americana, estos tipos que les importa un carajo los cubanos, esos mulatos que suenan maracas y dicen ¡olé! Están calentando imprudentemente la atmósfera con eso de los bienes expropiados, ahora hace falta un poco de dignidad contra esa gente, pero en esta melcocha de euforia e ignorancia nadie atina, ni la junta de gobierno ni la gente simple. No es que estén presionando, peor, están subvirtiendo. Están corroyendo todo lo que pinte a orgullo nacional, porque inevitablemente pasa por el pasado revolucionario. Y los gallegos a vender, todas las firmitas pendejeras esas con hoteles y empresas mixtas pareciera que fueron hechas para vendérselas a los americanos cuando Fidel desapareciera, que era el que aguantaba la puerta. Ahora que podemos ser dignos y orgullosos por méritos propios y no por la celebridad del mitológico Líder, es cuando hay que amarrársela de verdad.
En los noticieros de tv siguen saliendo tres noticias de USA por una de otro lugar, como antes, pero ahora positivas. Y el ridículo de esos locutores que antes decían "nuestro país" y "compañeros" con sus caras serias de locutores oficiales, ahora haciéndose los modernos imitando con payasadas los programas de la CNN. Ya sé que es inevitable, que hay que regresar al mundo, pero que feo nos sale. (Estoy un poco viejo, ojalá no me ponga añorante, porque me voy a tener que suicidar).
Mi padrastro está tranquilo, en la casa hace mucho tiempo se había suspendido el tema de la política, desde una vez que tuve una discusión con él. Ahora me acuerdo de eso y me duele, ahora que las circunstancias me hacen "vencedor" me siento mal. Pero está tranquilo, y como siempre, silencio acerca de la política, ahora más que nunca. Soy su escudo para cualquier cosa que vaya a suceder, y me voy a comer con sangre y huesos al oportunista que quiera coger mango bajito con él. Ahora me tocará a mí defenderme como los asilados del 80.

Tu socio.



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